
Review de Horizon Forbidden West: Burning Shores, DLC para el videojuego de acción y aventura desarrollado por Guerrilla Games.
Horizon Forbidden West fue uno de los lanzamientos más destacados del 2022. Un videojuego de mundo abierto que supo mejorar varios aspectos de su precuela, pero que cayó en un pecado común en esta clase de producciones modernas: una tonelada de misiones secundarias y coleccionables para rellenar un mundo vistoso, pero, al final de cuentas, poco satisfactorio de explorar.
El lanzamiento de su expansión, “Burning Shores”, con la exclusividad de PlayStation 5, cambió las normas. El DLC incluye siete horas de contenido comprimido que nos recuerda lo bueno que eran los mundos abiertos hace, más o menos, diez años. Lo justo y lo necesario para disfrutar de una buena historia mientras cruzamos la tierra, el aire y el agua.
Burning Shores y el espectáculo de Hollywood

Horizon Forbidden West: Burning Shores nos presenta una nueva región ubicada al sur de las Tierras de los clanes Tenakth. Se trata de nada más y nada menos que lo que nosotros conocemos como L.A. (Los Ángeles, Estados Unidos) pero en una versión posapocalíptica: las erupciones volcánicas y las actividades sísmicas transformaron el paraíso estadounidense en un retrato mortal de restos de una civilización inexistente y una naturaleza que hizo todo para recuperar lo que le pertenece.
La dirección de arte en este aspecto sigue siendo tan fascinante como siempre. Desde Horizon Zero Dawn, el equipo de Guerrilla Games nos sorprende con la capacidad de transformar escenarios emblemáticos en la vida real con un tono futurista y apocalíptico.
Nunca disfrutamos tanto de Horizon Forbidden West
El DLC Burning Shores cumple la función de epílogo de la campaña de Horizon Forbidden West con una duración de aproximadamente siete horas, un mapa de proporciones medianas para explorar con una montura voladora y, lo más importante, una cantidad justa de contenido (que incluye las típicas misiones secundarias, coleccionables y puzzles).
La experiencia no solo es gratificante, sino que supera el disfrute que tuve con Horizon Forbidden West y otras expansiones similares como Left Behind (The Last of Us), Lost Legacy (Uncharted 4) y Miles Morales (Marvel’s Spider-Man). El contenido en Burning Shores encontró un equilibrio perfecto entre actividades “principales” y “secundarias”, y me recuerda a los juegos de mundo abierto de hace una década que en menos de 15 horas exprimían su propuesta.

Pero eso no es todo. Horizon Forbidden West: Burning Shores sigue la estela de las producciones de alto presupuesto de Sony y le saca jugo a la consola de PlayStation 5 que, por ahora, es la única plataforma en la que se puede jugar el DLC. El mundo y los personajes siguen siendo tan impactantes como en el juego base, pero en la expansión se integra un combate final que deja boquiabierto a cualquiera: una bestia de proporciones extremas para batallar con una epicidad que eleva el listón para una saga que recién empieza a florecer. Será difícil que se concrete, pero la verdad es que me encantaría que Burning Shores, con su pequeñez y comprensión de contenido, se use como base para la próxima aventura de Horizon. Un mundo abierto que te atrapa, te envuelve y te suelta sin agobio.
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