
Review de MADiSON en PC, PS5 y Xbox Series X|S, videojuego de terror en primera persona desarrollado por Bloodious Games.
El lanzamiento de P.T. Silent Hills, demo de un título de terror en desarrollo por Kojima Productions en el lejano 2014, marcó un antes y un después en el género. Se pusieron sobre la mesa nuevas ideas para la presentación de puzzles y se potenció el uso de técnicas narrativas exclusivas de los videojuegos que juegan con la perspectiva y los sentidos del jugador.
Varios años después, seguimos creyendo firmemente que P.T. Silent Hills es uno de los mejores proyectos de terror de la historia. Sin embargo, muchos estudios lograron usarlo como trampolín para crear sus propias experiencias y regalarnos momentos inolvidables con sustos, suspenso y puzzles. Desde Outlast 2, pasando por Resident Evil Village y el más reciente MADiSON, que llegó este mismo año con una de las propuestas más parecidas a la demo de Kojima Productions.
Una cámara, un pasillo y muchos problemas

“¿Qué harías si te despertás encerrado en una habitación oscura con tus manos cubiertas de sangre?” Los creadores de MADiSON nos hacen esta pregunta para introducirnos en su videojuego, y si bien las respuestas pueden variar según la persona, una vez se inicia la campaña, son más o menos similares: respirar hondo e intentar escapar sin que el peligro se acreciente.
Por supuesto, la introducción de MADiSON es exactamente esa. Despertamos en una habitación a oscuras, con una TV CRT que ilumina una puerta cerrada y una persona golpeando desesperadamente del otro lado. Nuestras manos ensangrentadas. Y con una cámara polaroid que revela imágenes sobrenaturales de nuestro entorno, como si tuviese una extraña conexión con el más allá.
Cambios de perspectiva y descenso a la locura

MADiSON nos involucra en una historia en la que se cruza el pasado oscuro de la familia del protagonista con una ceremonia demoníaca y macabra. El “qué hacer” jamás está del todo claro, y la única manera de avanzar es a través del prueba y error. Y acá es donde el videojuego reluce, como aquel impredecible P.T. Silent Hills. Nos topamos con pasillos que no llevan a ningún lado, puertas cerradas y muchos objetos para interactuar. Y cuando creemos haber descubierto cómo avanzar, todo cambió: aquella puerta bloqueada se abrió sola, el pasillo cambió de forma y se perciben nuevos sonidos en el ambiente.
En MADiSON no hay lógica para seguir más que el instinto de supervivencia. Sacar fotos y revelarlas con palpitaciones elevadas, recorrer los pasillos a la expectativa del grito de un demonio y buscar la solución a los puzzles para poder escapar de esta pesadilla. Hacía tiempo no sentíamos tanto miedo como el que nos hizo sentir MADiSON, uno de nuestros favoritos del terror en lo que llevamos del año.
Comentar artículo