
Review de The Dark Pictures Anthology: The Devil in Me (PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S, PC), aventura gráfica desarrollada por Supermassive Games.
Con tres títulos que fueron de menos a más (Man of Medan, Little Hope y House of Ashes), la saga antológica The Dark Pictures de Supermassive Games pone punto final a su primera temporada. Y lo hace con The Devil in Me, una aventura gráfica que, lastimosamente, no está a la altura de lo experimentado en los últimos lanzamientos.
El primer asesino en serie de Estados Unidos

H.H. Holmes fue el primer asesino en serie de Estados Unidos. En la década de 1890, diseñó un hotel (conocido como “el castillo” por los vecinos, debido a su lujosa fachada de proporciones gigantescas) que aprovecharía el flujo de turistas que se acercaba a la ciudad de Chicago para conocer la Feria mundial. Justamente, el monstruo arquitectónico se llamaba “World’s Fair Hotel” y contenía varios pisos con numerosas habitaciones, muchas de las cuales ni siquiera existían: servían como engaños para los visitantes.
El castillo disponía de cámaras de gas, habitaciones con trampas mortales y zonas en las que H.H. Holmes se ocultaba para espiar a sus víctimas para elegir cuándo y cómo asesinarlas. Posteriormente, limpiaba los restos y los vendía a las universidades locales. Al ser un hombre conocido por sus éxitos financieros y títulos académicos (fue un conocido empresario, dueño de una farmacia y arquitecto de su propio “castillo”) no tenía problemas para emplear sus discursos disuasivos.
En 1895, la policía de Chicago allanó el castillo de H.H. Holmes y tuvo las pruebas suficientes para condenarlo a una dolorosa muerte en la horca. Sin embargo, muchos de los escalofriantes crímenes fueron confesados por el mismo H.H. Holmes, que se autodenominó “el diablo”.
La moderna recreación del World’s Fair Hotel

Más de un siglo después, The Devil in Me nos introduce al equipo de productores de Lonnit Entertainment, que recibe un llamado anónimo de un fanático de H.H. Holmes que los invita a conocer una recreación del World’s Fair Hotel. La propuesta, que no le cae muy bien a ninguno de los personajes, se vuelve cada vez más extraña cuando se les exige “no llevar smartphone” y viajar al hotel, ubicado en una isla, alejada de todo rasgo de civilización.
The Devil in Me tiene su primer pecado en una insalvable introducción, poco creíble y para nada congruente, pero continúa adelante en una trama que, al menos, tiene potencial para mantenernos tensionados como pocas veces se logró en la antología. Las primeras dos horas de la campaña avanzan con mucha lentitud, con diálogos que no parecen ir a ningún lado y la esperanza de que pronto comenzaremos a experimentar las terroríficas trampas de H.H. Holmes. Y así fue.
La aventura cinematográfica que queríamos se hace esperar demasiado

Luego de atravesar el primer acto de The Devil in Me, aparecen los mejores resultados de una antología que fue de menos a más, que progresó en todos sus apartados y que se convirtió en una de esas experiencias que esperamos con muchas ansias todos los años.
Los vínculos que construimos entre los personajes empiezan a mostrar resultados (algunos conflictivos, otros no tanto) y las decisiones pueden salvarles la vida a los protagonistas o condenarlos rápidamente a una muerte poco digerible en la pantalla.
Con la dificultad estándar, recomendada por sus creadores, se pueden sortear casi todos los obstáculos de The Devil in Me y sobrevivir a los peligros del hotel con todos los personajes. No obstante, la aventura se vuelve mucho más emocionante y tensa con un nivel extra de dificultad (solo recomendable para jugadores experimentados). Hay poco tiempo para tomar decisiones y el suspenso se vuelve una herramienta mortal para nuestro progreso narrativo. Podemos fallar por nervios, pero también por imprecisión. Y, en un abrir y cerrar de ojos, se nos puede ir un protagonista clave, para siempre.
Al final de la campaña, como todas las aventuras cinematográficas de Supermassive Games, tenemos la posibilidad de rejugar el juego y buscar nuevos caminos, construir nuevos vínculos y conseguir finales inéditos. Pero, lo mejor de todo aparece, una vez más, con los modos multijugador (local y en línea) que nos permiten compartir la experiencia con amigos y construir la narrativa con errores y aciertos imprevisibles.
The Devil in Me falla en su torpe y lento ritmo introductorio, además de no tener un buen disparador para justificar la presencia de todos los protagonistas sin comunicación en, literalmente, una isla que recrea un hotel de asesinatos. Pero a partir del segundo acto toma presencia todo lo que esperamos de The Dark Pictures y el disfrute es innegable, con tomas de decisiones cronometradas, relaciones que crecen en tensión y momentos de supervivencia al más puro estilo Saw. Un cierre agridulce para una primera temporada que venía puliendo sus facetas con mucho éxito. Y ahora, a esperar qué nos depara el futuro de la franquicia.
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