En una entrevista para Alex Malley, un contador público australiano, Neil Armstrong comentó que antes de iniciar la misión Apolo 11, sus jefes le preguntaron “¿crees que tu equipo y vos están listos?” a lo que él les respondió “sería bueno si nos dieran un mes más”, sin embargo “estábamos en una carrera y teníamos que tomar la oportunidad cuando la tuviéramos”, por lo que, para evitar atrasos, dijo “estamos listos, estamos listos para hacerlo”
El viaje a la Luna duró tres días, pero lo que Armstrong recuerda con más angustia fueron los últimos 12 minutos antes de aterrizar en el satélite: “la computadora nos mostró en donde pretendía aterrizar y realmente era un pésimo lugar”, comentando que se trataba de una zona cerca de un “enorme cráter de unos 100-150 metros de diámetro con pendientes muy pronunciadas cubiertas de grandes rocas” A pesar del peligro y con 20 segundos de combustible restante, Armstrong, un conductor de vehículos aéreos con experiencia (llevaba desde los 16 años practicando la aviación), logró manipular la nave y posarla sobre la superficie lunar: “Houston, aquí la base Tranquility. El Eagle ha aterrizado”
Neil Armstrong sería el primer hombre en poner un pie sobre la Luna, un pie fuera de nuestro planeta, inmortalizando la frase “That’s one small step for a man. One giant leap for mankind” o en español, “Un pequeño paso para el hombre. Un gran salto para la humanidad”, detrás, lo seguiría Buzz Aldrin, mientras que Michael Collins se quedaría en el módulo lunar supervisando el mando desde la órbita.
Este fascinante hecho ha sido combustible para la creación de historias cinematográficas, literarias y en lo que nos compete, para videojuegos. Si la Luna, desde hace un largo tiempo, ha servido para la creación de mitos y grandes relatos, la llegada del hombre a nuestro satélite multiplicó las ilusiones de cada persona soñadora, de cada científico que desde niño miraba al cielo y pensaba ser astronauta.
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