Esta semana, Counter-Strike cumplió veinte años. Un videojuego que hizo aparición como “MOD” de Half-Life, uno de los mayores éxitos de Valve en los 90’.
Nadie se hubiese imaginado que ese simple MOD se transformaría más adelante en un fenómeno mundial. Que sus versiones posteriores marcarían la vida de muchísimas personas y el transcurso de una industria entera.
Counter-Strike tuvo una magnitud tan grande que fue el núcleo de todo Cyber, el propósito de millones de personas para acercarse al juego en redes. Posteriormente, fue uno de los grandes impulsadores para los deportes electrónicos, de hecho, hasta el día de hoy, sigue emocionando a espectadores y dándole un trabajo a jugadores profesionales.
Pero más allá de sus logros del pasado, que no son pocos y mucho menos, menores, Counter-Strike es relevante porque se sigue jugando. Sus versiones antiguas siguen siendo la excusa perfecta para reunirse con amigos en una partida privada, mientras que CSGO acumula horas en los marcadores de millones de jugadores alrededor del mundo.
El First Person Shooter pudo haber evolucionado, pero la magia de Counter-Strike se mantiene intacta.
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