Review de Spider-Man Remastered (PS5 y PC), videojuego de acción y aventura desarrollado por Insomniac Games.
El Spider-Man de 2018 llegó en el contexto más propicio posible para su propio éxito: habían pasado tan solo 5 meses desde la salida de Avengers: Infinity War y la euforia colectiva hacía que cualquier producto relacionado con Marvel estuviera destinado a, cuanto menos, recibir atención. No obstante, el título de Insomniac Games estaba dispuesto a mucho más que solamente “estar en el foco” y, con una propuesta sumamente sólida en términos jugables y narrativos, supo ganarse su lugar entre lo mejor de aquel año.
Sin embargo, está claro que hoy, en pleno 2022, la coyuntura es otra. El paso del tiempo compaginado con el constante bombardeo de las diferentes propuestas audiovisuales de Marvel Studios produjo una ligera indiferencia por parte del gran público hacia la totalidad de sus producciones, al punto de que son muy pocas las películas que, desde el comienzo de la “fase 4”, consiguieron alcanzar el status de “evento cinematográfico”.
Por eso mismo, la llegada de Spider-Man Remastered a PlayStation 5 y PC fue una sorpresa para muchos, ya que no solo implica ampliar las plataformas y actualizar ciertos sistemas con el fin de hacer “la versión más completa posible”. Por el contrario, estamos ante una apuesta ligeramente más compleja: ¿Es capaz el juego de Insomniac de sostenerse por sus propios medios?
Una mecánica irrepetible
Una característica fundamental de los videojuegos como medio es la tendencia a copiarse recíprocamente. Cuando un juego desarrolla una idea mecánica satisfactoria, es lo más normal del mundo que un título posterior se la apropie y la compagine con otras ideas para resignificar el todo y construir algo distinto. Ahora bien, el caso de Marvel’s Spider-Man es bastante particular en este sentido porque no solo encuentra en el balanceo con telarañas de Peter Parker una mecánica excesivamente divertida, sino que la misma está ornamentada de un modo que la hace difícilmente apropiable para cualquier juego que no contenga al amigable vecino arácnido.
Hago énfasis en esto porque creo que la mecánica del columpio es mi elemento preferido de la experiencia: dar vueltas por la ciudad de Nueva York es relajante, intuitivo y es algo que te engancha de inmediato a algo tan simple como desplazarte de un lugar a otro (lo cual genera que, por ejemplo, algo fundamental dentro de los mundos abiertos como el “viaje rápido” se sienta inútil en la ciudad construida por Insomniac).
El combate y el sigilo: una de cal y una de arena
Tengo claro que la eficiencia de dicha mecánica se debe, más allá de sus propias virtudes, a la red interconectada de sistemas y narrativas que la rodean. En primer lugar, no puedo más que afirmar que el combate del título es excelente. Spider-Man Remastered aprende de lo construido en la saga Batman: Arkham pero se dispone a elevar los pisos del concepto, ya que entiende que la “automatización de los enfrentamientos” tiene que partir del jugador y no de los sistemas. Por eso, va introduciendo sus variables de a poco, dándote el tiempo necesario para asimilar las cosas de modo que seas vos el que construyas tu propio flow.
Tristemente, no puedo hablar con la misma seguridad del otro eje jugable de las misiones del título: el sigilo. Las secciones con Peter son correctas, lo que cabría de esperar de un juego que toma como referencia el modelo Ubisoft, pero el título también introduce secciones retrospectivas en las que nos toca tomar el control de MJ o de Miles Molares de “civil”. Si Marvel’s Spider-Man se siente como un todo con sentido que sabe compaginar su apartado jugable con el narrativo, las secciones con otros personajes pasan a ser baches dentro de ese todo, introducciones lúdicas que no aportan en ningún sentido que no sea “alargar la experiencia”.
Marvel’s Spider-Man entiende las problemáticas propias del superhéroe arácnido
Con respecto al apartado narrativo, el juego va y viene entre puntos altos y bajos. Creo que hace un gran trabajo a la hora de construir las relaciones de Peter con MJ y con el Doctor Octopus (al punto de que, para mí, el vínculo con Otto se desarrolla mucho mejor que en la película de Sam Raimi de 2004). La cuestión es simple: el tiempo del “villano” como “amigo” es mucho mayor que en otros medios, por lo que el inevitable giro tiene un peso mayor que nos lleva a desear realmente hacer algo para evitarlo.
Con todo, creo que la narrativa funciona durante casi toda la experiencia porque entiende cuáles son los temas que atañen a Spider-Man. Las problemáticas de “pibe de 20 años” (pagar el alquiler, querer volver con su ex-novia, no encontrar tiempo para ver a su tía) que afronta nuestro protagonista facilitan empatizar con él y siento que hasta los coleccionables que se encuentran esparcidos por Nueva York están bien justificados desde el guión.
No obstante, resulta inevitable marcar los problemas que el relato atraviesa a partir del tercer acto. Con secuencias psicodélicas incluidas, el tono de ciertos acontecimientos se torna ligeramente incongruente, cuestión que va en detrimento de la red de sistemas y narrativas construidas hasta ese punto del juego. No quiero hacer spoilers profundos al respecto, pero básicamente el juego optó por hacer cambios radicales en su apartado narrativo sin pensar en cómo eso podía afectar a su apartado jugable. El resultado: cierta disonancia ludonarrativa que hasta el momento era inexistente.
Marvel’s Spider-Man Remastered es un “juego pochoclero” de los que da gusto atravesar
Cuatro años después de su lanzamiento original, mi opinión sobre Marvel’s Spider-Man sigue siendo la misma. Estamos ante una gloriosa trama interconectada de sistemas y narrativas que toma la fórmula de mundo abierto de Ubisoft (conocida por priorizar la cantidad sobre la calidad) y la enmarca en límites precisos que la potencian de sobremanera. Desde luego, sigue siendo un triple A, un “juego pochoclero”, pero es de los más sólidos que podemos encontrar ahí afuera.
