Lo destacable de Marcus, es su agilidad. Siendo el protagonista principal de la aventura, esto nos viene como anillo al dedo. Con él, podemos realizar parkour para sortear obstáculos de manera rápida, además de contar con una buena cantidad de objetos para afrontar las misiones de la manera que consideremos adecuada. Obviamente, lo mencionado se complementa con la mecánica más destacable de Watch Dogs: nuestro Smartphone. A través de este, podemos hackear semáforos, explotar cañerías, acceder a cuentas bancarias, abrir puertas, controlar vehículos de manera remota, etcétera. Con respecto a la primera entrega, el hackeo en Watch Dogs 2 no pega un gran salto, pero mantiene todo lo que nos encantó. Por otro lado, se añadieron nuevas funciones. Para ilustrar un ejemplo, ahora el Smartphone de nuestro protagonista puede ser utilizado completamente, pudiendo instalarle un puñado de aplicaciones, aunque todas apuntan a simplificar la complejidad del juego: un GPS, una app de misiones, una app de árbol de habilidades, otra para pedir un vehículo a nuestra posición, etcétera. La que sí podría desligarse de todo carácter argumental, es la app de música, en la que podemos seleccionar cualquier composición musical para acompañar la aventura.
El progreso en las habilidades de Marcus se da a través de una red de habilidades, la cual iremos completando a medida que ganamos puntos (simbolizados por cantidad de seguidores en redes sociales, relacionados con la trama). Con estos, podremos mejorar nuestras opciones de hackeos, así como aumentar nuestra capacidad de combate. En ocasiones, el progreso podría ser bloqueado por la necesidad de obtener un objeto, ubicado en posiciones fijas del mapa.
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