El mejor juego de terror nunca salió a la venta

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Si ahora mismo te pregunto cual fue el mejor juego de terror que jugaste en tu vida, ¿qué me responderías?

Entre las entregas más clásicas del género encontramos a Resident Evil, el primer Silent Hill, Amnesia, Outlast, The Evil Within, etcétera. A mi parecer, ninguno de estos videojuegos logró despertar el verdadero miedo. Es más, el juego que verdaderamente nos tuvo a todos al borde del infarto no fue un juego completo. Tampoco salió a la venta. Por cuestiones que nunca sabremos con exactitud, la mejor obra de terror en videojuegos fue cancelada y solo probamos una pizquita mediante una demostración jugable: Silent Hills.

Silent Hills fue una demostración jugable lanzada en Playstation Network en el año 2014. Fue creada por Hideo Kojima, teniendo como colaborador a Guillermo del Toro y principal actor a Norman Reedus. La demo pretendía mostrarnos las principales premisas de un futuro videojuego titulado con el mismo nombre, una especie de reinicio de la saga Silent Hill.

Resident Evil VII se siente influenciado por el accionar de Silent Hills

A partir de Silent Hills, una simple demo, el género de terror cambiaría totalmente. Los futuros videojuegos tomarían como modelo lo que Kojima creó en aquel momento. Una demo. El miedo no llegaba por el peligro directo. Nosotros mismos moldeábamos el peligro al no saber que hacer, al encontrarnos totalmente indefensos frente a la simple nada, en una casa desconocida pero con muchas cosas que no cerraban, que nos engañaban, que nos señalaban un camino que perdía la lógica a los pocos minutos.

Comenzamos Silent Hills

Silent Hills nos introducía en una casa con dos pasillos y algunas habitaciones. Todo lo que nos rodeaba era difícil de distinguir, la oscuridad nos abrazaba y los pocos objetos que distinguíamos se encontraban en completo desorden y repletos de suciedad. El silencio predominaba, aunque en ocasiones se rompía por la voz proveniente de una radio, la cual anunciaba un asesinato reciente:

Sigamos el camino

Nos encontramos de pie en una habitación. Nuestro objetivo es incierto. Cierran la puerta a nuestra espalda y nos obligan a caminar por un pasillo poco iluminado. A medida que avanzamos, observamos cuadros de paisajes con distintos tamaños y un reloj digital que marca las 23:59. Seguimos hasta el final, donde nos topamos con un mueble que cumple la función de sostener fotografías, documentos y una radio la cual relata varios asesinatos ocurridos recientemente.

Todo parece normal

Miramos a la derecha y vemos que el pasillo sigue en una sección de la casa con habitaciones. Observamos varias puertas. Una a nuestra izquierda, muy a lo mejor la salida, pero lógicamente cerrada. A nuestra derecha otra puerta cerrada. Y en frente nuestro, una puerta abierta, sin saber adónde lleva.

Vamos hacia el final, entramos a través de la puerta que nos invitaba a un nuevo pasillo. Cuando cruzamos, dicha puerta se cierra a nuestras espaldas. Seguimos adelante pero sin seguridad. ¿quién cerró la puerta? El control sufría la transpiración de nuestras manos. ¿qué hacemos ahora? Seguimos adelante.

Son las 23:59, no importa cuando mires el reloj

Caminando un poco nos damos cuenta de que volvimos al pasillo del principio, pero se encuentra más oscuro que la anterior ocasión. El reloj sigue marcando las 23:59, ¿estará roto?

Llegamos a la esquina y notamos que los cuadros cambiaron de posición y de cantidad, miramos a la derecha: mismas puertas, o no tanto. La puerta de salida sigue cerrada. La del frente se cerró y la de nuestra derecha se abre muy lentamente, lo suficiente para dejar escapar el llanto de un bebe recién nacido pero sin saber realmente que hay dentro, la oscuridad cubría totalmente lo que parecía ser un objeto de mármol. No queda otra opción, debemos entrar.

Ya sabemos de donde venía el llanto

Cuando abrimos la puerta resulta que la habitación se trataba del baño de la casa. El bebe que lloraba era un feto ensangrentado en la pileta. Si fichamos la pared nos encontraremos con cucarachas, decenas de ellas, del tamaño más grande posible, caminando sin rumbo alguno por la pared. No aguantamos más, intentamos volver al pasillo. Nuestro corazón late tan fuerte que lo sentimos en la garganta. La puerta está cerrada. Volvemos a ver el feto, sigue llorando, se estremece como si intentara escapar de algo, es desesperante. Miramos las cucarachas, caminamos de un lugar a otro. El feto deja de llorar. Silencio.

La puerta se abre.

DLC Silent Hill Dead by Daylight
Cada vez menos luz

Hemos salido, miramos la puerta que nos llevó con anterioridad al mismo pasillo y nos dirigimos hacia allí. Y sí, volvemos al pasillo del comienzo con la diferencia de que cada vez está más oscuro. Además, todas las puertas se encuentran cerradas excepto la del final. La única alternativa es entrar por allí. Volvemos al principio.

No sabemos qué hacer, ¿quién abre y cierra las puertas? ¿por qué había un feto en el baño? ¿dónde debemos ir? ¿cuál es nuestro objetivo? Las preguntas nos devoran la cabeza. Necesitamos una guía, algo que nos explique qué hacemos acá y adonde debemos ir.

Al fin, una voz hace presencia y nos indica que hacer. El sonido envolvente apunta a nuestras espaldas, era una voz muy difícil de distinguir a pesar del silencio que nos atormentaba. El subtitulado nos ayuda a comprender el mensaje: mira detrás de ti.

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Miguel Medina
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