Con un diseño gráfico acogedor y caricaturesco, Overcooked esconde un Party Game que en seguida creará “roces” entre amigos “¡¿Qué haces acá?!, ¡Tenías que picar la lechuga!”, “¡Se quema la sartén!”, “¡Se nos acaba el tiempo, estamos perdiendo el pedido!” Los signos de exclamación están allí a propósito. La ansiedad, la presión, el desorden, colmará a todos los jugadores (cocineros), pero a pesar de todo, las risas están garantizadas, sobre todo en los imprevistos: ingredientes que vuelan de un lado para el otro, comidas se que se queman y ocasionan un incendio en la totalidad de la cocina, cambios en las tareas de manera imprevista debido a una modificación en el entorno.
Por otro lado, Overcooked cumple una gran labor en el apartado sonoro. En cada nivel, la música irá acelerándose al compás de la caótica cocina, de los jugadores que no saben dónde pararse, pero que, apenas comenzado el nivel, tenían claro qué debían hacer. Como perfecto ejemplo encontramos el tutorial, con una orquesta que se incrementa al son del cuchillo que corta de manera ultrasónica el tomate y refleja el estado de emergencia del mundo y la importancia de nuestros cocineros, de nosotros mismos, de salvarlo a través de unos buenos platos para el disfrute del Glotón.
Con una duración de apenas 3 horas, la Campaña de Overcooked puede ser fascinante, divertida, adictiva, pero más allá del capricho de completar los niveles en la mejor calificación, no hay una propuesta rejugable. Lo que sí encontramos, es una modalidad competitiva, la cual pondrá a prueba nuestra paciencia y organización (de poca duración) en dos grupos de 2 jugadores cada uno. Sin embargo, la experiencia sigue siendo fugaz.
Deja un comentario