Review de Card Shark (Nintendo Switch, PC), videojuego de aventuras desarrollado por Nerial.
Vivimos en un contexto donde la mayoría de los videojuegos se rigen por lógicas mecánicas preestablecidas por los títulos “triple A” desde hace años y donde, incluso en el territorio de los desarrollos independientes, es sumamente difícil encontrarse con ideas que sorprendan. Hace rato que nos acostumbramos a disparar, a correr o a trepar, y es por eso que se agradece muchísimo cuando aparecen experiencias como Card Shark que, además de plantear una jugabilidad innovadora, consigue construir una ornamentación narrativa y artística que destaca en todo momento.
“Jugando a las cartas” en territorio francés
Card Shark nos pone en el lugar de un joven sordo que, luego de ver morir a la mujer que lo crió en un accidente que él mismo propició, decide emprender un viaje por la Francia del siglo XVIII en compañía del enigmático Conde de Saint Germain. Con este simple punto de partida, la obra se propone dos cosas: por un lado, construir una seguidilla de minijuegos que consisten en hacer trampa de diversas maneras en partidas de póker y, por el otro, desarrollar una narrativa sobre una conspiración contra la corona francesa.
Con respecto al primer apartado, el título pone en juego ideas relativamente simples con varios conceptos propios de la cartomagia para desarrollar una variedad envidiable de desafíos (28 en total). Dentro de este esquema, el rol del jugador va cambiando de nivel a nivel, de modo que en ciertas ocasiones nos tocará repartir (y, por lo tanto, “cartearnos”) y en otras adoptar un rol más pasivo (como mozo de la mesa en la que se desarrolla la partida, por ejemplo) para darle información al conde que le ayude a ganar.
A decir verdad, no tengo ninguna queja concreta hacia el gameplay de Card Shark. Creo que es lo suficientemente innovador como para sorprender en cada desafío y que el balance que construye entre diversión y dificultad (representada ante todo por la posibilidad de ser descubiertos haciendo trampa) está en el punto justo. Quizás, podría dar un poco más de lugar al azar o mostrar lo que ocurre concretamente en la mesa después de nuestras acciones, pero tal y como está funciona perfectamente.
Una experiencia que funciona como un todo
Ahora bien, detrás de cada mezcla, de cada copa de vino servida y de cada moneda robada, el juego desarrolla una narrativa particularmente atrapante. Como toda buena historia de conspiraciones, la cosa va de menos a más, con pequeñas redes que se van agrandando y complejizando a medida que la historia avanza. Es un relato que se desarrolla lentamente pero que, cuando muestra todas sus cartas (valga la redundancia), resulta sumamente satisfactorio.
Además, por si todo lo anterior fuera poco, la obra cuenta con un apartado artístico totalmente “propio” y distinto que enamora en todo momento. Todo el juego es como una gran pintura al óleo que sabe ser lo suficientemente desprolija como para dar cuenta de una dirección artística que merece ser reconocida. En este sentido, diría que el único punto flojo es la música que, si bien es acorde al planteo estético de la obra, termina por volverse redundante a medida que pasan las horas.
Card Shark es un claro candidato a indie del año
Con su duración justa, su alto nivel de pulido y su propuesta tan original, Card Shark se planta sin miedo como uno de los mejores juegos que probé durante esta primera mitad de 2022. Es un juego distinto, que consigue innovar en un contexto lleno de paralelismos y que vale muchísimo la pena probar. Dicho eso, creo que es primordial destacar el acierto que Devolver Digital sigue teniendo a la hora de elegir proyectos para financiar y publicar, ya que está estableciendo un estándar de calidad que pocos en la industria pueden alcanzar.
Card Shark está disponible en Nintendo Switch y PC. Podrás encontrar más información sobre el videojuego en nuestra cobertura.
