La revolución industrial fue uno de los momentos más importantes de la historia de la humanidad. La sociedad del siglo XIX comenzó a ser testigo de creaciones que cambiarían sus vidas para siempre.
Frostpunk abraza ese pequeño pedazo de nuestra historia para ofrecer una versión alternativa donde el mundo fue azotado por el gélido aliento de la naturaleza. Fuertes tormentas, drásticas reducciones de temperatura. Mucho, pero mucho frio.
Preparándose para lo peor, un grupo de supervivientes de New London comenzó a trabajar en un enorme Generador que ofrece calor a sus cercanías. Pero es más fácil decirlo que hacerlo, puesto que a medida que avanzan los días, las temperaturas comenzarán a hacerse intolerables. La vida por la que luchamos, también.
El videojuego nos pone en los zapatos de Gobernador de una sociedad de supervivientes. Trabajadores, ingenieros y niños dependerán de nuestras decisiones políticas.
Al principio, con 30 grados bajo cero, encargaremos a los ciudadanos la recolección de carbón, metales y madera. Son sumamente importantes para mantenernos con vida: el carbón mantiene el generador encendido, mientras que la madera y metales sirven para la construcción de viviendas, puestos de trabajo o mejoras en las instalaciones.
A medida que pasan los días, la presión de ser Gobernador aumenta notablemente. La gente tiene hambre, por lo que tenemos que mandar a cazadores a buscar comida. Pero la comida no se puede comer cruda, buscando la solución en la instalación de un comedor. Por otro lado, algunos caerán enfermos debido al frio, teniendo que instalar los primeros puestos médicos.
Cada instalación requiere de personas para su funcionamiento. Mientras que los cazadores pueden ser “trabajadores”, los puestos médicos solo pueden ser administrados por “ingenieros”, es un dato importante a tener en cuenta a la hora de enviar a personas a realizar recolección de recursos.
Pasan semanas, la experiencia se hace cada vez más angustiante. La temperatura alcanza los 70 grados bajo cero. Un sector pequeño comienza a rebelarse. Frostpunk nos permite elegir una solución: Orden o Espiritualidad, una ideología que marchará firme en el camino que resta de la campaña.
Si elegimos espiritualidad, la comunidad se volverá una secta que nos idolatra en cada acción. En el caso del orden, tendremos la posibilidad de instalar seguridad, policías controlando las calles, puestos de guardia, altavoces que acosan a los trabajadores buscando un mayor rendimiento.
Nunca debemos confiarnos, puesto que cada quien piensa en su propia vida. Si falta calor en las viviendas, camas en los puestos de guardias, comidas en los comedores, a la gente no le importa quien seas o todo lo que hiciste por ellos. Detendrán la economía, exigirán condiciones dignas, irán a por tu cabeza o te expulsarán al frío infierno que espera en el páramo. Estas actitudes se verán reflejadas en dos gráficos: Descontento y Esperanza. Si la primera sube o la segunda baja, se acabó nuestra historia. Y el método para mantener el equilibrio no existe, porque las decisiones se toman en el transcurso.
El videojuego soltará cada cierto momento un cuadro que relata lo que sucede, acompañado de una magnifica ilustración. Si mandamos gente a explorar el exterior, nos dice qué es lo que vieron, preguntándonos cómo actuar a continuación. En el caso de la comunidad, nos puede informar, por ejemplo, de ladrones que andan causando problemas, personas que perdieron a un ser querido o huelgas realizadas por determinados sectores, exigiendo la promulgación de una ley en específico, entre otras cosas.
Y así se despliega otro apartado. Las leyes. Cada día podemos promulgar una nueva, y aunque no quieras, la situación te empujará a hacerlo. Al comienzo nos parecerá una locura hacer trabajar a los niños, practicar amputaciones sin higiene o extender las jornadas laborales por más de 24 horas.
Pero Frostpunk nos demuestra que nuestra moral puede verse trastocada cuando la vida corre peligro. Lo importante es llegar, sin importar el costo.
Así, comenzaremos a promulgar leyes de 24 horas de jornadas laborales, o de comidas rebajadas con aserrín de madera para que llenen más y gasten menos recursos. También lanzaremos una ley que permite las amputaciones o en casos extremos, priorizar la vida de enfermos leves para liberar camas utilizadas por personas en grave estado, dejando que mueran. Incluso podemos aceptar leyes relacionadas con los entierros. Porque nos encantaría construir un cementerio, pero la gente se distraería en funerales, mientras que lanzar los cuerpos en una zanja resulta más eficiente.
Pensamientos que nos carcomen la cabeza en toda la historia principal. El sonar de las campanas nos anuda la garganta: significan que hemos perdido una vida. Dentro nuestro sabemos que fuimos culpables de esa pérdida, porque podríamos haber tomado decisiones distintas. Siempre.
El gélido páramo escupe gente sin que nos demos cuenta. Nos piden refugio. ¿Los aceptamos a todos? ¿Solo a los que están bien de salud? Cada decisión nos la acordaremos en el futuro con el sonar de las campanas, con el grito de la gente enfurecida en las calles, pero también con la espectacular banda sonora que nos acompaña minuto a minuto, enmarcando los momentos de Frostpunk.
Su composición musical junto a las voces del pueblo, el rugido del generador, los gritos por altavoces que exigen más trabajo, los silbatos de los policías, el crujir del hielo en los metales debido a una baja en la temperatura, todo en su conjunto logra una inmersión sin precedentes. Nos vuelven más frágiles ante la situación que estamos viviendo en pantalla.
No es fácil ser gobernador en esta comunidad.
Mientras más días pasemos con vida, peor nos castigará la naturaleza. Quiere que abandonemos el mundo, ¿habrá sido una venganza precipitada a las consecuencias de la revolución industrial? De hecho, la industrialización será clave en nuestro progreso, pudiendo construir maquinarias con estilo steampunk como autómatas, que nos ayudarán a recolectar recursos por cientos de horas sin parar.
Todo lo que hemos hecho tiene como finalidad seguir viviendo. Y más allá de las decisiones tomadas, la última semana será extrema. Una tormenta cubre la comunidad con 120 grados bajo cero.
Solo queremos ver el sol. Las condiciones extremas de Frostpunk buscan que hagamos lo posible para sobrevivir. En unión, con leyes inhumanas, con propagandas que lavan el cerebro, policías que callan al que opina distinto, una espiritualidad barata, largas jornadas que irónicamente, consumen la vida que intentamos proteger. Si sobreviviste, solo te queda preguntarte, ¿valieron la pena los sacrificios? Cada uno lo sabrá. Pero en lo que sí tenemos consenso es en que Frostpunk es un videojuego incomparable en su género, una experiencia imperdible.
Valoración
5/5
Frostpunk es un city-builder con elementos de steampunk, toma de decisiones y estrategia.
- Algo positivo a destacar: su sonido ambiental y banda sonora lo hacen tremendamente inmersivo; las decisiones son crudas, modifican nuestra moral, nos hacen sentir culpables por más que hayamos sobrevivido un día más; el entorno steampunk es fascinante; su narrativa se sigue con un nudo en la garganta; es corto, pero incluye tres escenarios adicionales que expanden su duración.
- Algo negativo a destacar: los NPCs podrían tener más animaciones a la hora de realizar ciertas acciones; el cursor no siempre es preciso; si bien tiene escenarios que lo compensan, su historia principal es corta, impidiendo continuar la campaña una vez superado el último día de supervivencia.
- Un jugador: sí.
- Multijugador: no.
- Duración: alrededor de 10 horas (Historia principal), aunque se puede extender a las 30 horas con los escenarios adicionales. También incluye dificultades desafiantes, así como un Modo Infinito.
- Rendimiento: excelente.
- Idioma: español, voces y textos.
- Accesibilidad: sin opciones.
- Desarrolladora: 11 bit studios.
- Distribuidora: 11 bit studios.
- Plataformas: PlayStation 4, Xbox One (Frostpunk: Console Edition); PC (Frostpunk).
- Plataforma de reseña: PlayStation 4 (Slim).
