Luego del anuncio de Fallout 1st, el servicio de suscripción para Fallout 76, Bethesda comenzó a recibir una oleada de críticas. Las mejoras que pide el videojuego desde su estrepitoso lanzamiento, serían recibidas a cambio de varios dólares.
Sin embargo, en foros y redes sociales, los jugadores dividieron las aguas. Algunos están a favor de la suscripción propuesta por Bethesda mientras que otros, repudian la existencia de Fallout 1st. Las diferencias entre unos y otros jugadores se exhiben en el terreno de juego, donde se inició una suerte de lucha de clases entre los que poseen elementos pagos, frutos de la suscripción y los que se pasean con los objetos que puedan obtener del mismo juego base.
Es una metafórica lucha entre personas que, tomándose serio el asunto o apuntando a memificar el hecho, están sumergidas en el mismo juego, un Fallout 76 que no sabe donde está parado y sobre todo, no sabe donde parar a Bethesda, compañía que baila con el péndulo de la mala fama y la madre de grandes obras de la industria.
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